TRASTORNO EXPLOSIVO INTERMITENTE: IRA DESATADA
- ConsejeríaSalud
- marzo 9, 2023
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La ira es una emoción que todos los individuos experimentan, pero es una emoción que no se expresa fácilmente de manera saludable. La ira puede ser una emoción fuerte, que si no se le enseña a un niño a manejarla de manera efectiva, puede convertirse en un problema que puede tener consecuencias importantes en la escuela, el trabajo, hogar y en las relaciones sociales. La ira en los niños suele ser el resultado de una necesidad insatisfecha, comportamiento de búsqueda de atención, objetos y bloqueos de objetivos, como por ejemplo que le quiten un juguete o que no le escuchen cuando intenta
expresarse.
Los niños manejan la ira de tres maneras diferentes: empujando hacia abajo su ira, explotando, o manejando efectivamente su ira a través de autoconocimiento y autorregulación. Algunos niños, especialmente los que han experimentado trauma no procesado o no tratado, son emocionalmente desregulados y presentan pobre control de los impulsos, resultando en el desarrollo del “Trastorno Explosivo Intermitente”.
La Clínica Cleveland define el “Trastorno Explosivo Intermitente” como: “una afección de salud mental
marcado por frecuentes arrebatos de ira impulsiva o agresión. El episodio no guarda proporción con la situación que lo desencadenó, causando estados de angustia significativa”.
Los niños que experimentan el “Trastorno Explosivo Intermitente” presentan estallidos explosivos que ocurren repentinamente con poca advertencia y duran menos de 30 minutos de duración. Los niños con este trastorno pueden persivirse como que no tienen control sobre su comportamiento explosivo, y por eso es clasificado como un trastorno de control de los impulsos. Los signos que proceden luego de un episodio de explosion son: temblores, palpitaciones, presión en el pecho, aumento de energía, dificultad para comunicarse, rabia, irritabilidad, una mayor cantidad de tensión, dolores de cabeza y pensamientos acelerados.
Ejemplos del estallido explosivo incluyen: disputas domésticas, rabia en las carreteras, berrinches, discusiones acaloradas, gritos, bofetadas,empujones, empujones, peleas físicas, daños a la propiedad o agresión física sobre personas o animales. Los niños pueden sentir una sensación de liberación y
cansancio después de un episodio seguido de sentimientos de remordimiento o vergüenza.
La Terapia Cognitivo Conductual (TCC) es el principal tratamiento para el “Trastorno Explosivo Intermitente”. Se centra en los pensamientos y sentimientos del niño para ayudarlo a ser consciente de las señales de que un episodio está a punto de suceder para ayudar a disminuir la frecuencia y la intensidad del episodio. La TCC se enfoca en la modificación del comportamiento para reemplazar la
conducta explosiva con la posibilidad de desarrollar la habilidad de enfrentar la situación de forma más saludable y efectiva. Los antidepresivos, los reguladores del estado de ánimo y los ansiolíticos son
también utilizados para ayudar a reducir los síntomas y la frecuencia de los arrebatos.
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